Los temas de ventilación y ambiente de galpones de reproductoras y de pollos de engorde son discutidos y de comprensión de todos los que trabajan en la producción animal desde hace décadas. Las aves necesitan un buen entorno para demostrar su máximo potencial. El mejor ejemplo es lo que hace la gallina en la naturaleza con sus pollitos, poniéndolos debajo de ella para mantener el confort.

Las aves comerciales de hoy tienen en su genética un potencial de ganancia de peso, conversión alimenticia cada vez más eficiente y alta capacidad para transformar alimento en rendimiento de carne. Pero, para expresar estas características de manera cada vez más eficiente, ellas necesitan vivir en un ambiente con el mayor confort posible, desde la incubación hasta el pollo en la espera para el proceso de faena en los frigoríficos.

La avicultura estadounidense, modelo que elegimos y copiamos en Brasil y en Sudamérica, produjo tecnología de construcción de equipos para aquella realidad del hemisferio norte, donde las temperaturas son muy definidas. Aunque las estaciones del año se confundan, claro, con diferencias en el inmenso territorio brasileño, convivimos con inviernos y humedad relativa elevada en el Sur del país, como también frío de menor intensidad y más seco en el Suroeste. Las aves alojadas, bien sea en verano o en invierno, no deben sufrir con los cambios de temperatura que ocurren afuera de los galpones; ellas deben permanecer en la zona de confort ideal para cada edad.

En Estados Unidos los productores usan madera de reforestación para levantar las columnas y vigas y, en las construcciones, emplean la madera contrachapada para hacer el cierre interno de los galpones. Las paredes laterales externas son hechas de chapas galvanizadas. En el espacio interno, entre la madera contrachapada, usan materiales de aislamiento como la fibra de vidrio.

Los techos también son de chapas galvanizada o zinc. Debajo ponen revestimiento de plástico resistente y, encima de este revestimiento, también usan una capa de fibra de vidrio. Todo eso es hecho para alcanzar el coeficiente de cambio térmico ideal (R20).

Todo este material usado ofrece un costo de instalación muy parecido con el nuestro de Brasil, pero con una ventaja muy grande, pues es más fácil hacer la hermetización de manera adecuada. Con ello, los productores minimizan el uso de energía eléctrica, encendiendo menos extractores, aprovechando al máximo el calor generado dentro del galpón por las aves.

Los estadounidenses automatizan sus granjas, modernizan las construcciones y usan la ventilación tipo túnel en casi todas las granjas. Las empresas de equipos tienen productos similares en todo el mundo.

Brasil está construyendo granjas más modernas y climatizadas. Las integradoras y empresas brasileñas tienen productores que están muy atentos a la evolución de la avicultura. Cada día más, los productores notan la diferencia en la eficiencia productiva entre galpones simples y climatizados.

La amplia mayoría de los galpones sudamericanos son de estructura sencilla, abiertos, convencionales, con ventiladores y nebulizadores. Aun así, entregan excelentes resultados zootécnicos. Nuestra cultura es de alta ganancia diaria de peso, conversiones alimenticias cada vez mejores, costo más alto del alimento con niveles nutricionales elevados y personas trabajando de manera extraordinaria para compensar las deficiencias por falta de equipos y tecnología.

Pero la tendencia de las empresas y de los técnicos, cada vez más capacitados y actuantes en alianzas con los productores, es el perfeccionamiento constante en los galpones con más equipos disponibles.

Sabemos que algunos incentivos en la implementación de mejoría en estructura de las integraciones, como también las dificultades en momentos de altos costos de producción, retardan la modernización o construcción de más galpones. Sabemos también que instalaciones más modernas facilitan el trabajo y convierten el resultado de los lotes más constantes en diferentes climas y estaciones del año.

Las granjas más convencionales requieren atención extra, una vez que la falta de tecnología nos obliga a trabajar con más intensidad, con mejor manejo de cortina, más gasto en la calefacción, más atención al comportamiento de las aves y a los cambios de estrategias de manejo debido a las variaciones de las condiciones climáticas que ocurre a cada minuto y que afectan mayormente a los galpones más simples al estar desprotegidos contra dichos cambios externos.

En estas granjas convencionales, sin grandes estructuras de hermetización y aislamiento, es importante sacar el mejor provecho tanto de las cortinas laterales e internas, conjunto de cortina doble, como también de las cortinas transversales, dentro de las áreas de cría, que, deben ser selladas, siempre con mecanismos que permitan abrir de arriba hacia abajo, (de manera mecánica o manual), y siempre manejar esta abertura para garantizar la entrada de aire fresco y renovado.

Es importante que los productores de pollo de engorde busquen galpones mejor climatizados, con paneles evaporativos en las entradas, inlets o ventanas de entrada de aire a lo largo de la lateral, techos con aislamiento, empleando el completo entendimiento del proceso de ventilación para el ambiente de las aves.

Nuestro arduo trabajo ha convertido la avicultura brasileña en la más competitiva del mundo, con el primer lugar en las exportaciones de carne de pollo del planeta. Cuando los productores incrementen la participación de galpones climatizados y den calificación constante a la mano de obra, Brasil será aún más competitivo.

Debemos buscar ser eficientes energéticamente, ahorrar en costos de energía y calefacción en las granjas. La hermetización y aislamiento de los galpones es una excelente oportunidad para contribuir con costos de producción más competitivos, ampliando aún más la densidad de encasetamiento de las aves.